Sueño que escribo.
Las letras son de
fuego y flotan en el aire.
No son letras que pueda entender,
pero sé
que esta escritura
que destaca dorada contra el cielo azul,
canta acerca
de pedir a la vida sin miedo.
Sueño y canto,
canto y pido,
canto y
te pido,
y sueño que estás aquí,
a mi lado,
a mi alrededor,
dentro
de mí,
y me gusta tanto que me da la risa.
Y tú también te ríes,
y tu risa es como la música de un acordeón,
y si me monto en esa
música,
contigo,
la música puede llevarnos a donde queramos:
muy
lejos...
o tan cerca la una de la otra
que no quepa ni la más
minúscula nada
entre tu piel y mi piel.
Qué suerte tengo de ser yo.
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